La
bibliografía sobre el arte culinario es muy rica en Albacete, tanto desde el
punto de vista literario, como de investigación y recopilación de comidas y
recetas de la cocina manchega y tradicional de las tierras albaceteñas.
Al
abrir el cofre del tesoro que forman todos estos libros, brilla como joya sin
igual, de valor incalculable, La
Cocina en el Quijote, de Enrique García Solana.
Haber
publicado esta obra y haberlo vuelto a hacer, por agotarse prontamente la
primera edición, es razón más que suficiente para aplaudir la labor de la
Editora de la Diputación Provincial de Albacete, en la estela de libros que, de
los más variados temas y géneros, han visto la luz al amparo de esta
institución pública.
Escribe
Francisco González Bermúdez en el prólogo a la segunda edición de 1998, que La Cocina en el Quijote es el
resultado de una meticulosa investigación culinaria de las rutas cervantinas
aportada por el inolvidable investigador, Enrique García Solana: “Es sumamente
original y distinto a cuanto se ha publicado, a pesar de lo mucho escrito tanto
de gastronomía como del Quijote desde los más diversos aspectos”.
Como
muestra, reflejo más abajo una de las páginas de esta obra, en la que Enrique García
Solana nos explica el origen y proceder de la Olla podrida, una de las comidas tradicionales
de Albacete.
Olla Podrida
Según Covarrubias, el siglo
XVII y en su obra Tesoro
de la lengua castellana la
define así: “La que es muy grande y contiene en sí varias cosas, como carnero,
vaca, gallina, capones, longaniza, pie de puerco, ajos, cebollas, etc. Púdose
decir podrida en cuanto se cuece y despacio, que casi lo que tiene dentro viene
a deshacerse y por esta razón se pudo decir podrida, como la fruta que se
madura demasiado”.
Sancho Panza habla en El
Quijote varias veces de la
olla podrida y dice “mientras más podridas son, mejor huelen”.
Mucha es la literatura sobre
la olla y se tiene en gran estima que puede considerarse que los franceses
crearon su “pot-an-gen” copiado de la receta de nuestra olla podrida, que
llevaron a Francia nuestras reinas.
Don Quijote, hidalgo de
estrecha hacienda, comía normalmente “olla con más vaca que carnero” y añade,
“aun aprovechaba el ama para hacer por la noche un salpicón”.
Se desprende de esto que en
aquella época la carne de vaca era más barata que la de carnero.
Así pues, la receta puede
decir: Carne de vaca, de carnero, perdiz, pollo, judías blancas, verduras, ajos,
etc., todo bien cocido, sobre todo muy cocido y después de dejarlo reposar
volverlo a cocer.
Desde luego en olla de barro.
¿Existirá algún arecetade olla podrida en donde agregaran gusanos de seda?
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