Orellana, localidad situada al noroeste de
la provincia de Badajoz, a unos 30-40 kilómetros de Villanueva de la Serena y
Don Benito, y a 145 kilómetros de la capital pacense, tiene un paisaje muy
hermoso: la sierra a un lado, y al otro, el río Guadiana, con el embalse de Orellana.
Allí hay una playa donde luce la bandera azul por su calidad, y va en
aumento el número de turistas que van a mi pueblo. La pesca también es un
recurso natural de los orellanenses por excelencia.
Hay tanto que hablar de Orellana… su gente, lo mejor. Qué ganas tengo de
ir y probar estos buñuelos de Carnaval y disfrutar de un buen domingo de
carnaval, con pasacalles y actuaciones de las murgas con sus coplas del todo
ingeniosas, siempre con humor y a veces con sus puyazos también… depende del
tema.
Buen Carnaval
hay en Orellana, localidad que resalta también por
su gastronomía, y especialmente, por su repostería. También en estas fiestas se
hacen las roscas, con un sabor igualmente muy característico de la manera de
hacer de allí.
Volviendo a los Buñuelos de Carnaval, por
mucho que intentemos hacerlos…, como se hacen allí, con el gusto a aguardiente,
naranja y miel bien cocida, no nos van a salir. Por más que pruebo y pruebo,
como los de mi madre, Juana, no los volveré a comer, a no ser que ella se anime
a hacerlos de nuevo.
Se lleva su tiempo hacerlos. Hay que bañar
uno a uno cada buñuelo en miel y aguardiente bien caliente. A la vista, una
tira de masa dorada en forma de tirabuzón, brillante y muy apetitosa.
Entre los ingredientes, el aceite, vino,
agua, huevos azúcar, un poquito de sal, aguardiente, harina y miel.
También cáscara de naranja, que se fríe en
el aceite. Los huevos se baten con el azúcar y se va añadiendo el agua y vino.
Finalmente la harina hasta que la masa quede bien.
La masa se corta en tiras regulares y se
enroscan en trozos de caña. Se fríen las tiras así dispuestas.
Se cuece la miel con un poco de aguardiente. Para terminar, se
bañan los buñuelos uno a uno en la miel.
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