viernes, 17 de enero de 2020

Navidad con oplatek: la oblea polaca que se toma y reparte como signo de unidad y pertenencia a Jesús -la Misericordia encarnada por nosotros-

Felicitación navideña y oplatek, que recibí por correo postal.

En Polonia, antes de empezar la cena de Nochebuena, los miembros de la familia y amigos que están reunidos en torno a la mesa navideña, toman oplatek -la oblea polaca, un trocito de la hostia no consagrada-, como signo de comunión y pertenencia a Jesús -la Misericordia encarnada por nosotros-.
Se toma y se comparte en alabanza y gracias a Dios, que tanto nos ama que nos ha enviado a su Hijo para habitar entre nosotros para siempre: Dios con nosotros.
Este trocito de pan ácimo que es el oplatek, es partido y repartido entre todos: toman todos del mismo pan. Es una hermosa tradición que conocí al leer el Diario de Santa Faustina Kowalska, la religiosa polaca que es la Mensajera de la Divina Misericordia.
El Papa San Juan Pablo II, también polaco, tomó y comió oplatek en su casa natal de Wadowice, con su familia y amigos.
En la Navidad del año 2019, iniciado ya el 2020, he tomado y comido oplatek: lo han compartido conmigo dos de las Hermanas de Santa Sor Faustina Kowalska, que desde su Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia, en el Santuario Internacional de la Divina Misericordia en  Lagiewniki-Cracovia, viajaron a Albacete para participar en el II Congreso Nacional de la Divina Misericordia celebrado en Albacete.
La oblea polaca llegó en un sobre por correo postal, junto con una felicitación navideña. Este trocito de pan tenía forma rectangular, y le faltaba uno de los picos. Me extrañó, me pareció que me lo habían mandado "roto". Más tarde, comprendí que ellas compartían conmigo, como apóstol de la Divina Misericordia, el mismo pan del que habían tomado, como signo de unidad y comunión entre nosotras, en Jesús y con Jesús, al que amamos con todo nuestro corazón y nuestra alma y en Él ponemos toda nuestra confianza.
Es lo que hace el sacerdote en la Mesa de la Eucaristía cuando consagra al Pan: lo parte y toma primero, y acto seguido nos da del mismo Pan: todos tomamos del mismo Pan: el Cuerpo y la Sangre del Señor Jesús, que es el Alimento de la Vida, el Pan de los fuertes, como nos dice Santa Sor Faustina Kowalska.
Compartí el oplatek con mi marido y mis hijos, y se alegraron al ver mi alegría y comprender el significado de esta hermosa tradición.
Jesús, en Ti Confío. Gracias por tu gran bondad y misericordia. Por los pequeños actos de amor que damos y recibimos, que nos muestran tu presencia entre nosotros, porque todo lo bueno que hacemos y podemos hacer procede de Ti, que eres la Misericordia encarnada.